lunes, 24 de marzo de 2008

El pueblo de veraneo

Volver al pueblo donde veraneaste, para mi, se parece a una de esas ferias decadentes con tren de la bruja incluido (en nuestra memoria esta muy bien, pero si lo vuelves a ver da mucha pena) Los mismos bares, algunos reformados, edificios en todos lados, y bosques de batalla destruidos.

Al mismo tiempo hace mucha gracia, porque te reencuentras y rememoras, y eso siempre es bonito. De lejos todo parece mejor.

Pero lo realmente bonito llega cuando te encuentras con un amigo, que hace tiempo que no ves y la excusa del pueblo sirve para veros. Y sientes que el tiempo no pasa y se puede volver a sentir el calor del sol en las tardes de verano. Entonces, el pueblo donde veraneaste se vuelve a convertir en un lugar familiar, donde sólo cabe la diversión y el descanso.

viernes, 21 de marzo de 2008

Por fin estoy de vacaciones.

Y prometí actualizar el blog (que empieza a darme vergüenza y hacer peste)

También tengo una lista infinita de cosas por hacer estos días.

Entre ellas: limpiar y labores del hogar en general, estudiar, trabajar, leer, cultivarme y escribir. Bastantes llamadas, visitas a familiares y exposiciones varias. De momento poco he hecho. He salido a la calle, lleno de gente, de turistas enloquecidos en busca de tiendas, niños, padres y ancianos.

Asustada he roto el régimen y me he comprado una magdalena de chocolate (maldito manjar del demonio, un minuto en la boca…) he comprado el periódico, saludado al paki de la esquina y me he vuelto a casa con la cabeza baja.

Me tumbado en el sofá me he dicho a mi misma que las vacaciones son para descansar. Mientras balbuceaba algo mi conciencia amordazada en el sofá de al lado.